El greenwashing es una práctica de marketing y comunicación ‘’verde‘’ destinada a crear una imagen ilusoria y poco realista de la responsabilidad ecológica.

 

El también conocido lavado verde o ecoblanqueo ha ido ganando popularidad entre las grandes cadenas de moda internacionales en su búsqueda por generar una imagen de marca positiva que satisfaga las necesidades del consumidor y aumente su valor intrínseco. Pero su principal problema reside en las formas.

Tal y como se explica en el curso de Moda Sostenible que ofrecemos desde ELLE Education x mindway, este ecopostureo del greenwashing trata de adoptar un posicionamiento supuestamente comprometido mientras que las acciones propias van en contra del medio ambiente. Además, los mercados premian la sostenibilidad cada día más siendo esta un arma de doble filo, en donde tanto grandes como pequeñas empresas intentan ganar terreno a cualquier coste.

Esto, conlleva una serie de consecuencias como el aumento en la desconfianza en los consumidores a la hora de la compra, y la falta de aplicación de multas y medidas a toda empresa que no cumpla o sea deshonesto con aquello que proclama. Esta práctica tan nociva, suele partir de la selección y asignación de una cualidad que responda a términos y valores positivos en torno a su sostenibilidad, ecología y compromiso con el cambio climático, pero que en su estudio y análisis en profundidad, cuesta reconocer realmente el grado de eficacia.

Un ejemplo claro de estas estrategias y que proviene del conocido fast-fashion, es el uso de palabras como ‘consciente’, ‘orgánico’ o ‘eco’ en prendas cuya producción es en cadena, en unas condiciones laborales de dudosa regularidad y con unos materiales que al nivel de su volumen de producción cuestan considerarlos como respetuoso con el medio ambiente.

Al parecer, las Autoridades de Consumo y Mercado (ACM) holandesas hace unos meses descubrieron que H&M o Decathlon promocionan sus productos utilizando términos como «consciente» o “de diseño ecológico» sin especificar qué era exactamente lo que los hacía más sostenibles que otros. Sin embargo, esto no les ha supuesto sanción alguna.

Otro de los casos más conocidos es el de McDonalds, que en 2010 cambió su color original rojo por el verde para crear una imagen de marca ecológica cuando hoy en día sigue comprando productos que fomentan la destrucción de la Amazonia en Brasil.

Por ello, aquí os dejamos algunos aspectos para poder identificar una campaña de greenwashing.

  • Desconfía de las marcas que no facilitan información sobre el origen y proceso de producción de sus productos.
  • Conoce los sellos ecológicos.
  • Conoce siempre la lista de ingredientes y la composición de un producto o prendas.

 

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