Hay veces que es mejor frenar, frenar y tener ese diálogo interno que dura un mes y medio, o dos. Obviamente, mientras tanto, los demás no pararán de preguntar y decirte lo que debes hacer y lo que no. Pero bueno, centrémonos en nosotros y en que estamos haciendo, miremos de dónde venimos, dónde estamos yendo, y por supuesto, dónde queremos ir.