Era un jueves gris y algo lluvioso, de estos en los que no sabes ni qué ponerte, porque tu ánimo no es que esté por las nubes. Me di prisa porque no quería llegar tarde y al final acabé siendo la primera. Fueron llegando el resto de mis compañeras, las cuales no conocía, aunque casualmente, con una de ellas coincidí en el bus esa misma mañana. La puerta de Globally se encontraba abierta de par en par, como no suele ser habitual y allí estábamos nosotras, tímidas al principio, esperando a poder entrar.