Original vs Copia: El dilema que enfrenta pasado y futuro.

Una vez leí una frase que decía: “Venimos al mundo siendo originales y morimos siendo copias.” Y cuánta razón encuentro en esas palabras. nacemos siendo únicos, especiales, individuales, originales, uno en un millón… Sin embargo, con el tiempo nos alejamos más de ese “uno” y nos acercamos más al “millón”, formando parte de él, no como individuos, sino como parte de la masa.

Fotografía artística de Nima Benati. Monday Artists.

La originalidad en vías de extinción.

Aunque sea un problema profundo, como todo lo que se oculta de la mejor forma, lo hace de la forma más evidente: a simple vista. Marcas que venden los mismos productos comprados a los mismos países bajo diferentes nombres, tiendas a las que si retiraras el cartel de la entrada no sabrías diferenciar de la de al lado, diseñadores y artistas que copian en nombre de la inspiración las creaciones de otros, muebles hechos en masa para homogeneizar las casas…

Todo, hoy, tiende a la estandarización, la tipificación, la normalización y la homogeneización. Se ha llegado incluso a confirmar en varios estudios que el mundo está literalmente perdiendo color y volviéndose estándar. Las tendencias al minimalismo y los tonos neutros que facilitan la aceptación de la mayoría dejan de lado estilos más complejos, coloridos y originales como el ecléctico, el romántico o simplemente el estilo personal de cada uno.

Éste se ve tristemente apagado por la moda estandarizada del blanco, negro y gris, dejando de lado esos colores, estampados, formas y diseños que tanto nos gustan realmente y que diferencian nuestros gustos de los de otra persona, que nos hacen a nosotros y a lo que nos rodea únicos.

Antes, la ropa, las casas y todo lo que te rodeaba reflejaba tu personalidad y tus gustos. Fotografía de Horst P. Horst para Vogue, julio de 1976.

En el mundo moderno la originalidad está condenada a morir a nuestras propias manos. A manos de una sociedad caracterizada por el auge de las redes sociales y la cultura de la inmediatez y de la renovación constante (que nos llevan a buscar la permanencia de lo neutral). Lo vemos en el fast fashion, la obsolescencia programada, los dupes y productos falsificados, etc.

Si todos queremos lo mismo y la tendencia imperante es el minimalismo con un toque de copiar exactamente lo que tiene el de al lado, solo hay un resultado a esa ecuación. La originalidad no está muriendo, la estamos matando.

El pasado está de moda.

Siempre vuelve. Regresa de formas más o menos evidentes pero siempre lo hace, dejando constancia de que de una forma u otra, para avanzar necesitamos mirar atrás. Pero ¿Por qué? ¿Por qué regresar a épocas pasadas cuando podemos crear cosas nuevas? Quizá porque el proceso de creación requiere una inspiración previa, la cual sin referencias anteriores, sería difícil obtener. Quizá no es una cuestión tanto racional sino emocional. Para los psicólogos uno de los factores principales es la nostalgia, ese sentimiento agridulce que nos lleva a conferir a todo aquello que provenga de épocas pasadas una simbología y emoción generalmente positiva, que inevitablemente nos provoca una conexión emocional, haciendo ese “algo” aún más atractivo. Aun con la amplia oferta y las posibilidades de las que se dispone hoy, algunos prefieren anclarse al pasado como una reacción a un mundo cambiante en el que consumir productos nostálgicos como una especie de vía de escape o refugio en una época más profunda.

Es, por otro lado, una reacción a una sociedad globalizada y capitalista de producción masificada con los mismos patrones en la que se establece un profundo deseo de diferenciación. Frente a eso los productos vintage se alzan como originales y exclusivos, dotando a aquel que los consume de singularidad y distinción. Así, hoy y siempre, las madres y abuelas de todo el mundo ven cómo sus hijos y nietos abren sus cajas empolvadas para recuperar lo que un día perteneció a sus predecesores. El paso del tiempo no se ha llevado lo antiguo consigo, sino que lo revaloriza día tras día; lo rescata de la memoria y lo pone, una vez más, de moda.

Irónicamente volvemos al pasado buscando la diferenciación sin darnos cuenta que realmente recurrimos a renacer algo que ya existió. Pese a los inconvenientes y las críticas los seguidores de la «revolución vintage» lo tienen claro: “Es el estilo, la personalidad… Las cosas de ahora no tienen personalidad, se hacen en cadena y todos llevan lo mismo. Lo vintage es como volver a otra época, una con personalidad”. Al final parece ser que, de una forma u otra y nos guste o no, el pasado siempre vuelve.

Dove Cameron caracterizada como Marilyn Monroe en una sesión fotográfica para Galore.

¡No pierdas tu oportunidad y sé el próximo en dar un giro a tu carrera con ELLE Education!

“Todo está inventado”

Las palabras favoritas de quienes no tienen la capacidad creativa de inventar algo nuevo, de pensar más allá y de imaginar fuera de los moldes y, sin embargo, las más escuchadas cuando ponemos temas como este sobre la mesa. Parece que ante un presente tan estandarizado y un pasado tan poco novedoso, nos queda un futuro incierto que nos lleva directamente a buscar esos dos mismos puntos anteriores. Pero si en vez de enfocarnos en que se ha hecho ya, nos preguntáramos ¿Qué puede hacerse? ¿Cuáles son las posibilidades? descubriríamos que son infinitas. Este fue el pensamiento que llevó en su día a los grandes artistas y diseñadores a crear sus obras, no se fijaban en qué se había hecho, sino que querían crear algo nuevo, algo que no se había visto antes y que llevaría un pedazo de ellos, de su personalidad y de su unicidad. En resumen, de su originalidad.

Tenemos las herramientas, la tecnología está más avanzada que nunca y las fuentes de inspiración que tenemos a nuestra disposición gracias a internet y la inteligencia artificial son inagotables, solo queda que lo sean también nuestras ganas de crear y nuestra valentía para ser quienes somos y arriesgarnos por ello. Al fin y al cabo, son nuestras ideas, si nosotros no arriesgamos por ellas ¿quién lo hará?

El futuro es de la originalidad.

De los que se atreven a hacer las cosas de forma diferente, a innovar, a pensar “fuera de la caja”. Las prendas futuristas y excéntricas de Iris Van Herpe, el adorno clásico pero fantasioso de Mss Sohee, las modernas estructuras de Zaha Hadid, los recargados y exuberantes interiores de Ashley Hicks o el arte y la fotografía únicos de Nima Benati o P. Horst son muestra de ello.

Imágenes del desfile de Iris Van Herpen de alta costura de otoño 2022. Moda Es.

Diseño de alta costura de Miss Sohee. Miss Sohee.

Casa de Ashley Hicks en Oxfordshire. The Times.

La originalidad nace cuando cogemos una idea y le aportamos nuestra singularidad y estilo personal. No es sino el arte de descubrir nuestra voz, propia y única, pensando de manera diferente y aprendiendo de todo lo que nos rodea. Mirar al pasado está bien para inspirarse, pero si nos quedamos mucho tiempo mirando corremos el riesgo de perdernos en él. Y mirar al de al lado puede guiarnos en nuestros actos, pero corremos el riesgo de que acaben siendo iguales.

No caigamos en las copias baratas de la última pasarela, ni dejemos que el mundo pierda su color por un austero gris, no dejemos de ser nosotros mismos y no dejemos de ser originales. Al fin y al cabo a eso vinimos.