Las rebajas son un periodo de placentera locura. Nos quedamos esperándolas después de las Navidades, las preparamos y planeamos, buscamos en los días anteriores alguna prenda o complemento deseado pero que no queremos comprar sin ofertas (caprichitos, al fin y al cabo), nos apuntamos su fecha de comienzo en la agenda… Y allá vamos. El abrigo que vimos al comienzo del invierno, un vestido especial para alguna ocasión fiestera que tenemos planeada de antemano, o un jersey que no necesitamos pero que es tan mono y que todavía podemos ponernos unos meses antes de que llegue el buen tiempo. Todo esto, lo sabemos, va a caer en nuestras manos tarde o temprano.